16-02-06
Antioxidantes, componentes básicos de una alimentación cardiosaludable
Los antioxidantes, presentes tanto en la dieta como en el organismo, son capaces de contrarrestar el daño que los radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno y de nitrógeno producen en nuestro organismo.
Además de frutas y verduras, existen otros alimentos ricos en antioxidantes, como nueces, cereales, soja, aceitunas, aceite de oliva, de soja, la cerveza y el vino tinto, para reducir los riesgos cardiovasculares.
Con la llegada de la menopausia, la mujer debe tener aún más en cuenta la importancia de ingerir alimentos ricos en antioxidantes, ya que el efecto cardioprotector de los estrógenos desaparece.
Antioxidantes, componentes básicos de una alimentación cardiosaludable
Los antioxidantes, presentes tanto en la dieta como en el organismo, son capaces de contrarrestar el daño que los radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno y de nitrógeno producen en nuestro organismo.
Además de frutas y verduras, existen otros alimentos ricos en antioxidantes, como nueces, cereales, soja, aceitunas, aceite de oliva, de soja, la cerveza y el vino tinto, para reducir los riesgos cardiovasculares.
Con la llegada de la menopausia, la mujer debe tener aún más en cuenta la importancia de ingerir alimentos ricos en antioxidantes, ya que el efecto cardioprotector de los estrógenos desaparece.
Madrid, 16 de febrero de 2006.-. La adopción de una dieta saludable es, junto con el ejercicio físico aeróbico y no tener hábitos tóxicos, como el tabaco o el alcohol, un punto clave en la prevención primaria y secundaria de las enfermedades cardiovasculares. La alimentación, además de ser equilibrada, evitando la obesidad, debe aportar antioxidantes, sustancias presentes tanto en la dieta como en el organismo y que contrarrestan el daño oxidativo generado, fundamentalmente, por los radicales libres.
En este sentido, las defensas antioxidantes de nuestro organismo son indispensables para preservar nuestra salud. La enfermedad cardiovascular se desarrolla con un alto grado de estrés oxidativo en el organismo, por lo que cualquier terapia dirigida a disminuir dicho estrés oxidativo, que es lo que hacen los antioxidantes, está indicada para disminuir el riesgo cardiovascular, señala la doctora Juana Morillas, profesora de la Universidad Católica San Antonio (Murcia) y ponente del VI Encuentro SAMEM. De hecho, según estudios recientes, el riesgo cardiovascular se reduce un promedio de un 6% por cada pieza o plato más de fruta o verdura que tomamos al día.
En el caso de la mujer, su mayor longevidad se atribuye con frecuencia al efecto cardioprotector de los estrógenos ováricos. Según el doctor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer y presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, los estrógenos suponen una ventaja ante la supervivencia de las mujeres, puesto que favorecen la actuación de enzimas antioxidantes, y ello las protege frente al estrés oxidativo y, con ello, frente a diversas patologías. Con la llegada de la menopausia, se produce una caída brusca de esteroides sexuales con una mayor susceptibilidad de presentar patologías cardiovasculares y una afectación considerable en la calidad de vida.
Por este motivo, añade el doctor Palacios, la mujer tras la menopausia debe tener mucho más en cuenta la ingesta de alimentos con antioxidantes, evitando, al mismo tiempo, aquellos hábitos que provocan un aumento de radicales libres, como el consumo excesivo de tabaco y alcohol, la alimentación rica en grasas, sedentarismo o una dieta poco equilibrada.
Defensas antioxidantes, claves para la salud cardiovascular
Desde comienzos de este siglo, las costumbres alimentarias de las sociedades modernas han cambiado notablemente y algunos de estos cambios, como el mayor consumo de comida rápida o fast-food, se relacionan directamente con el aumento de las enfermedades cardiovasculares, debido, en parte, a la disminución de antioxidantes que ingerimos en los alimentos.
Los antioxidantes pueden estar presentes tanto en la dieta como en el organismo, dando lugar a los antioxidantes fisiológicos y a los antioxidantes nutricionales. Así, el organismo dispone de forma natural de determinadas sustancias que cumplen la función de antioxidantes (enzimas, ácido úrico, bilirrubina, glutation, transferrina, desferroxamina, etc.). Según la doctora Morillas, el problema se presenta cuando hay un exceso de radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno y de nitrógeno en nuestro organismo y los antioxidantes fisiológicos no son suficientes para contrarrestar su acción (estrés oxidativo), lo que es causa de muerte celular, envejecimiento, y muchas patologías, entre ellas las enfermedades cardiovasculares.
Es aquí donde juegan un papel fundamental los alimentos ricos en antioxidantes por prevenir el estrés oxidativo del organismo. Existen antioxidantes, explica la doctora Morillas, que actúan disminuyendo la oxidación de las lipoproteínas LDL (estas LDL oxidadas son las precursoras de la placa de ateroma con la que se inicia cualquier proceso cardiovascular). Además, existen antioxidantes, como los polifenoles, con efectos vasodilatadores y que actúan como antiagregantes plaquetarios.
A este respecto, el doctor Palacios hace hincapié en la necesidad de que se priorice en las políticas sanitarias de los países la promoción de intervenciones nutricionales, especialmente, algunas muy sencillas destinadas a incrementar el consumo de frutas y verduras por su elevado contenido en compuestos antioxidantes.
Alimentos ricos en antioxidantes
Entre los más antioxidantes más importantes que se encuentran en los alimentos, según la doctora Morillas, cabe destacar la vitamina C, carotenoides, vitamina E y los flavonoides, compuestos presentes en diferentes vegetales.
En este sentido, esta experta hace hincapié en que lo útil es crear unos hábitos de vida saludables en la mujer que incluyan el consumo diario de frutas y verduras, así como otros alimentos ricos en antioxidantes (nueces, cereales, soja, aceitunas, aceite de oliva, de soja, la cerveza o el vino tinto) para reducir los riesgos cardiovasculares.
A éstos, hay que añadir los antioxidantes que se ingieren como suplementos (cápsulas, grageas, etc.). No obstante, según la doctora Morillas, los antioxidantes contenidos en matrices alimentarias presentan una mayor biodisponibilidad que los de los suplementos.
Antioxidantes y longevidad
No es posible resumir en una cifra el efecto que ejerce la ingesta de antioxidantes sobre la disminución del riesgo de padecer determinadas enfermedades, como muchos tipos de cáncer, DMAE (degeneración macular asociada a la edad), Enfermedad de Alzheimer, diabetes, enfermedades cardiovasculares o asma, o sobre el propio envejecimiento. Ello se debe a que cada situación fisiológica o patológica es motivo de numerosos proyectos de investigación actuales muy diferentes, en los que se relacionan la ingesta de diferentes tipos de antioxidantes, solos o agrupados, a diferentes dosis, etc. con la prevención de cada enfermedad, explica la doctora Morillas.
Respecto al envejecimiento, añade, se trata de un proceso multifactorial, en el que los antioxidantes por sí solos no son capaces de incrementar la longevidad, aunque sí existe una relación directa entre un alto consumo de frutas y verduras, ricos en antioxidantes, con un mayor grado de longevidad. No obstante, esto se debe a que este alto consumo conlleva generalmente unos altos niveles de fibra y un bajo aporte calórico a la dieta.
*Para más información,
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(Isabel Chacón: 687 72 02 82 / Mónica Villegas: 620 84 45 74)
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Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
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